30 sept 2018

De aventuras por Cataluña (II)

Ya han pasado unos cuantos meses desde que escribí la primera entrada sobre mis andaduras por tierras catalanas y aquí estoy de nuevo para contaros cómo va la cosa.

A principios de marzo terminaba mi contrato con las opciones de que me renovasen en Marina Bay o de que me diesen vacaciones hasta que encontrara un nuevo trabajo, y un par de semanas antes del día clave me llamó el director a la oficina para comunicarme qué iba a pasar con mi futuro, que fue no renovar mi contrato porque había más personal que faena y fui el último que entré en plantilla aunque le gustaba cómo trabajaba y tal; además, otro de los locales de la empresa había cerrado y estaban repartiendo a los empleados por todos los restantes.
(Inciso 1: puede sonar típico eso de trabajas muy bien pero no te renovamos, pero sí que me creo sus palabras porque no era la primera vez que me decía que trabajaba bien)
Yo ya sabía que si alguien tenía que salir de la empresa, fuese por el motivo que fuese, iba a ser yo porque fui el último que entré y, como se dice en el Evangelio de San Mateo, «los últimos serán los primeros»; aunque ser consciente de ello no quita que fuese jodido escuchar la no renovación de tu contrato laboral, así que desde esa misma noche empecé a buscar trabajo.

El 5 de marzo fue mi último día en Marina Bay, ya pensaba en bajarme una semana y pico a Riotinto, y al día siguiente esperando mi turno en el INEM me llamaron de la misma empresa para trabajar como ayudante de camarero en otro de los restaurantes del grupo (Botafumeiro, que según me dijeron era la "Champions" del grupo Moncho's) y les dije que esa tarde me pasaba por las oficinas para ver condiciones, que eran similares a las del sitio anterior, y tras pensarlo un poco les dije que sí ya que podría haber sido complicado encontrar trabajo y éste me había caído del cielo, así que me quedé con las ganas de ir a Riotinto y hasta el día del hoy aquí sigo en "el Bota".
La primera semana fue criminal, cambio radical de horario de trabajo porque en Marina estaba a turno seguido (o guardia) y en Botafumeiro estoy a turno partido; además, cambió la forma de trabajar porque en Marina llevaba 3 meses en el cante y me movía poco, mientras que en Botafumeiro de ayudante de camarero es llevar comandas al cante, traer comida y bebida al rango para que el camarero la sirva y retirar platos, copas y vasos sucios de las mesas auxiliares además de traer platos y cubiertos.


Total, que cambié la rutina de levantarme ir al trabajo, volver a casa y acostarme por una rutina con algo más de tiempo para mi por aquello de trabajar a turno partido, aunque tampoco es que haya sido demasiado, pero algo es algo. Empecé en el llamado primer turno (11-16h y 19-24h) y al poco me cambiaron al segundo turno o cierre (13:30-17:30h y 20:30-01:30h o la hora que sea porque no se sabe la hora a la que vamos a terminar), aunque también he trabajado alguna vez en el turno seguido (14-23h); eso sí, las horas de salidas que he puesto son las que se supone que deberían ser por el tema de contrato y tal, pero la verdad es que sabes cuándo entras pero no cuándo sales porque depende totalmente de la faena que haya.
El trabajo está bien, a veces es bastante duro, y suele haber buen rollo entre los compañeros, aunque cuando hay bastante faena todo se vuelve una locura y tu camarero te manda a hacer un viaje de cosas a la vez, pero también tenemos nuestros momentos de relax y nuestras tonterías cuando hay poca faena y hay una serie de conceptos que usamos para definir la faena: si "vas de culo" es que "no llegas", si "no llegas" entonces "eres un muerto" y si haces las cosas de mal modo o de forma no tan correcta "eres un matao'".
El personal del restaurante es casi como la ONU: paquistaníes, indios, marroquíes, sudamericanos caribeños, filipinos, bengalíes (gente de Bangladesh, acabo de enterarme de que no son "bangladeshianos", "blangadeshios" o "bangladesheños"), españoles (pocos, pero los hay), algún italiano y algún francés. A mi me llaman por mi nombre en cualquiera de sus variantes fonéticas, también "andaluz" y alguno me dice "quillo" o "pichiña".

Por otra parte, en el piso la convivencia va bien, cada uno va a su bola y de vez en cuando hablamos y tal, aunque hemos seguido teniendo cambio de compañeros. En abril se fue el australiano, siendo sustituido por un lituano, a final de junio se fueron el inglés y el italiano viniendo un venezolano y un español (de Cantabria, concretamente), y por último, en agosto se fue el venezolano y llegó una chavala Valencia. Los españoles estamos recuperando el piso pero me estoy quedando sin hablar inglés, bueno, hablo de vez en cuando con el lituano, y veo series y películas en inglés para no perder el oído.
En el poco tiempo libre que tengo he seguido quedando con Cristina, José Carlos y Anabel, más frecuentemente con Cristina porque ella sale medianamente pronto del trabajo y José Carlos y Anabel terminan tarde y descansan fin de semana, mientras que yo descanso entre semana. Eso sí, cuando he descansado algún viernes por algún cambio en el trabajo hemos intentado conseguido reunirnos 3 de los 4 y por fin ayer nos reunimos los 4 porque después de 7 meses he vuelto a tener un sábado entero de descanso.
También he seguido visitando algunos sitios de interés turístico que me faltaban y en Semana Santa fui antes del trabajo a ver las procesiones que salían, y por lo visto hay una hermandad filial de la Hermandad de la Macarena de Sevilla; además, me ha parecido tela de curioso que detrás del paso de Cristo de una de las hermandades que vi iba una banda de gaitas y tambores en lugar de una banda de música "normal".

Y hasta aquí hemos llegado, dentro de varios meses habrá más.

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