4 mar 2016

Marcha por el Camí del Peix

Hoy os vengo a hablar, desde mi perspectiva y mi experiencia, sobre un evento privado de recreación histórica que he realizado con la Asociación Cultural Hispania Romana durante el fin de semana del 26 al 28 de febrero, aunque hemos realizado algunas actividades por los pueblos que hemos pasado, hablando acerca de la asociación y qué ámbitos de la cultura romana recrea.

El Camí del Peix es una ruta alicantina que va desde Villajoyosa hasta Alcoy (pasando por Orcheta, Relleu, Sella, Penáguila, Torremanzanas y Benifallim), de unos 2.500 años de antigüedad, que llevaba alrededor de 50 años abandonada y que hemos reinaugurado para que se habilite de nuevo y se pueda hacer senderismo.
Habitualmente Hispania Romana suele hacer una marcha privada en invierno durante una mañana, pero este año y, con el objetivo de reabrir el Camí del Peix, se ha realizado el evento durante todo el fin de semana.
El viernes 26 llegué por la noche a Villajoyosa, instalando el campamento en lo que sería el comienzo del Camí y, tras todo el jaleo de montar tiendas, guardar el material de cada uno y guardar el material común de la asociación, me enfundé la túnica y me puse las carbatinae para moverme cómodamente por allí; después cenamos y acabé acostándome a las tantas hablando con los otros compañeros sobre temas varios (cómo estaba cada uno, expectativas del evento, referencias a eventos anteriores y anécdotas de los mismos...), cosa muy normal del primer día de cada evento.

El sábado nos levantamos temprano, desayunamos y empezamos a recoger las cosas y equiparnos para comenzar la marcha. El primer tramo fue corto porque paramos en La Ermita para explicar un poco el equipo militar y recrear un ritual que el augur se hacía antes de cada marcha para saber si era favorable iniciarla o no, siendo curioso el hecho de que, cuando el augur pidió un signo, cantó un pájaro (esto era considerado signo favorable); así pues, continuamos nuestra marcha dirección Orcheta primero a pie, luego un breve tramo en autobús debido a que era por asfalto con poquísimo arcén y considerables pendientes, y después de nuevo a pie pasando por algunos caminos bastante estrechos. Una vez llegados a Orcheta paramos para explicar los ámbitos civiles y militares que recreamos y tomamos algo de comer antes de proseguir hasta Relleu.
[Inciso nº 1: aquí fue donde conocimos esa típica, y ahora "tan echada de menos", comida alicantina tanto en forma de empanada como en forma de bizcocho llamada coca]

El siguiente tramo fue el más duro debido a que la mayor parte del mismo era continua subida y también teníamos que caminar por asfalto, por el cual caminar con caligae de suela claveteada en pendiente de subida hacía que te brillara el pelo; además, en este tramo 3 compañeros fueron bajas por lesión, aunque de leve gravedad. Lo bueno de este tramo es que los paisajes eran espectaculares, igual que esa bonita subida de cerca de 100 metros de altitud que hicimos por un camino en zigzag (léase el calificativo con tono irónico); por otro lado, surgió una de las frases célebre del evento, pues en un par de ocasiones alguno preguntó cuánto quedaba y curiosamente la respuesta fue "2 kilómetros, unos 20 minutos", y vaya 20 minutos más largos que al final fueron cerca de una hora, y esos 2 kilómetros se estiraron también.
Finalmente llegamos a Relleu, nos establecimos en un polideportivo y nos quitamos los equipos para almorzar tranquilos y descansar un poco.
[Inciso nº 2: entre los varios tipos de coca que pusieron como postre había una, la coca de mollete, que era más pastosa que un yogur de alquitrán, era increíble cómo se agarraba al paladar, te podías sacar un molde del mismo con este dulce]
Tras ese breve descanso que comentaba, formamos dos grupos, uno se quedó en Relleu para descargar el material y montar las tiendas para la noche, y otro marchó hacia Sella y Penáguila, donde se explicaron las secciones militar y civil de la asociación. Yo me sumé como voluntario para ir a esos dos pueblos, yendo como lictor (escolta de los magistrados romanos).
Los paisajes que vimos eran espectaculares, como las curvas que tenía la carretera y que el chófer se cogía como si estuviésemos en un circuito de fórmula 1, solo que íbamos en un autobús de línea en vez de un vehículo más propio para esas carreteras. Primero paramos en Sella donde tuvimos buena acogida, hacía tela de frío y, tras la charla, nos ofrecieron café o vino mistela y, cómo no, coca. Luego tiramos para Penáguila, seguíamos con la guasa y el cachondeo en aquel autobús y uno de los compañeros dijo que si Pedro Almodóvar nos viese seguro que nos compraba la idea para una película, porque la situación era menuda: unas 15 personas (la gran mayoría vestida de romanos) metidas en un autobús como aquel por esas carreteras. Y en un momento sucedió lo que ya preveíamos: el chófer le dio un buen restregó el morro del autobús en los muritos de una de las curvas y me parece a mí que dejó el parachoques listo de papeles.
Después de todo eso llegamos a Penáguila y nos recibieron, además de dos pingüinos con síntomas de hipotermia, todos los habitantes del pueblo. Dimos la correspondiente charla y nos dieron un obsequio que nadie esperaba, era un diploma enmarcado como agradecimiento de nuestra participación para la restauración del Camí del Peix, y luego marchamos para Relleu.
[Inciso nº 3: de camino al autobús en Penáguila quedé marcado por lo que vi, creo que no se le ocurriría a nadie de pueblo, un chaval iba en un tractor descapotable y llevaba enganchado un pequeño remolque en el que tenía un pedazo de bafle con música a toda penca. Todos flipamos de lo lindo.]
Cuando llegamos a Relleu nos quitamos los equipos, organizamos las maletas y cosas de cada uno, contamos lo sucedido a los que se quedaron allí y ellos nos contaron también sus cosas. Luego nos distribuimos para dormir (algunos lo hicieron dentro del polideportivo y otros, como yo y 5 más, decidimos dormir en las tiendas, que para eso habíamos venido a recrear) y cenamos carne hecha en la hoguera, patatas, queso... y, cómo no, nuestra querida coca. Nos acostamos medianamente pronto, hacia las 12 y algo, porque a las 6 de la mañana había que estar en planta para la marcha hasta Alcoy.

Día: 28 de febrero de 2016 Hora: 05:15 - 05:30 a.m. Lugar: Polideportivo Municipal de Relleu (Alicante).
Me desvelo un poco, escucho cómo cae la lluvia con muy poca intensidad pero bien azuzada por el viento, que a la vez cimbrea la tienda con fuerza. Me quedo despierto dentro del saco de dormir (sí, dije antes que venía a recrear, pero a recrear con cabeza, que hacía muchísimo frío y, antes que nada, nos debemos a nuestra salud, como bien dijo un compañero) escuchando cómo sopla el viento y en un momento se inclina la tienda, quedándose casi fuera mi compañero. En ese momento me incorporo y busco y me pongo la paenula, bajo el saco hasta los muslos y empiezo a meter lo que tengo a mano y puedo distinguir en la oscuridad y paro con la espalda lo poco que queda de la tienda mientras ésta se inclina más y el viento sopla que da gusto hasta que en una de las veces que me inclino la tienda sale volando, siendo arrancadas algunas piquetas que anclaban la tienda y rotas algunas de las cuerdas que estaban mejor sujetas. Entonces salgo del saco, cojo las caligas y alguna que otra cosa más, me meto como puedo en la tienda del material común para ponérmelas y dejar cosas allí, y luego voy a recoger las demás cosas junto a mi compañero, y también ayudan otros compañeros que estaban medio despiertos y nos oyeron.
Después de esto, ya cerca de las 6, estábamos hablando acerca de hacer o no el camino hasta Alcoy con tales condiciones meteorológicas y, como había que tocar diana, fui a por el cornu de la asociación (por cierto, recién restaurado) y toqué para levantar a la tropa, aunque no mucho porque al lado del polideportivo había bastantes casas y no era plan de fastidiar a esa gente.
[Inciso nº 4: Puede sonar un poquito cabroncete, pero hacer sonar el cornu para despertar a la gente creo que fue uno de los momentos que más disfruté de todo el evento]
Una vez levantado el personal y empezando el desayuno, hablamos sobre la cuestión del camino hasta Alcoy y decidimos suspenderlo debido a que no hay acceso por carretera desde el tramo de salida hasta 2 km antes de Alcoy y estaba todo empapado, además de que estaba cerrado el puerto de montaña.
Mientras desayunábamos, uno de los compañeros no encontraba su caliga derecha y se hartó de preguntar con toda la mala cara a ver si alguno la tenía, pero nadie sabía nada y nos reíamos de cómo podía ser posible eso, y el compañero cagándose en todo lo que podía porque no aparecía la caliga y tuvo que ponerse otra caliga izquierda y, para añadir más leña al fuego, era un número más pequeña; y otro punto gracioso durante el desayuno fue que trajeron un termo de café, que para que saliese había que pulsar la parte superior,  y dos compañeros se llevaron un rato pulsando sin allí no salía nada de nada durante un rato, y con el cachondeo les decíamos que tenía que hacer mejor la RCP para que el café reviviera o nos quedábamos todos sin café. Por cierto, casi se me pasa decirlo, entre las cosas para desayunar había algo que seguro que no os esperabais: coca.
Después me puse a buscar y agrupar todas mis cosas, que con el jaleo del viento y la tienda había metido las cosas donde pude, y ya luego empezamos a equiparnos para ir yéndonos; algunas cosas estaban empapadas como el subarmalis y el focale, por lo cual pedí lo segundo a un compañero y tuve que ponerme la cota de mallas directamente encima de la túnica. Entretanto, todo el mundo recogía sus cosas y se equipaba para el último tramo del Camí.
En primer lugar fuimos a Torremanzanas, donde hablamos sobre nuestra asociación y los aspectos que recreamos en los alrededores del ayuntamiento y donde debuté como optio, es decir, el segundo del centurión, dando sencillas indicaciones y observando si todo iba bien en nuestras filas.
Después fuimos a Benifallim, donde nos recibieron con un aperitivo de media mañana formado por nuestra querida coca y licores varios (vino mistela, cantueso y herbero), luego fuimos hacia la plaza del ayuntamiento donde tuvimos buena acogida, hablamos sobre la asociación y nos hicimos unas cuantas fotos además de resolver dudas y tal. Aquí debuté como cornicen, tocando el cornu como buenamente me era inspirado, puesto que yo toco el clarinete y los instrumentos de viento metal son un tanto ajenos a mi pericia como músico.
Así pues, continuamos el camino hasta Alcoy, bueno a unos 2,5 km aproximadamente, para finalizar el evento. Nos pegamos esos 2'5 km y paramos en la Plaza de España ante un gran recibimiento, a pesar de algunas gotas que cayeron y del frío que hacía; hablamos de las secciones militar y civil que recreamos más extendidamente que en los otros pueblos y, casi al final empezó a llover bastante, por lo cual se acabó el acto fuimos al polideportivo para recoger las maletas y demás efectos personales y ducharnos y cambiarnos para ir a almorzar a un bar-restaurante que había allí al lado.
Tras la comida, agradecimientos mutuos entre las instituciones y grupos que habían colaborado, fotos y dos obsequios; primero, un pasamontañas del Club Esportiu Sendes i Muntanyes de Villajoyosa y, segundo, el catálogo del Museo Arqueológico Camil Visedo Moltó de Alcoy.

Para concluir, voy a exponer mis impresiones:
En primer lugar, decir que ha sido un gran fin de semana, de gran cansancio y con incidentes pero muy satisfactorio y con agradabilísimos momentos gracias al buen ambiente entre los compañeros de la asociación, además de haber sido una gran experiencia.
Desde mi punto de vista como recreador, era la primera marcha que realizaba con la asociación y equipado como militar romano. La marcha que hicimos fue de 11,5 km desde Villajoyosa hasta Relleu, llevando 27,5 kg de peso en mi caso, y aguanté bastante bien, porque lo normal era tener los pies muy cansados tras andar por tramos de asfalto en pendiente y tener un poco cargados los hombros del peso del escudo. A pesar de ello, llegué bastante bien a Relleu, a diferencia de algunos de mis compañeros, a los cuales les sacaba metro y algo de distancia en el último tramo, teniendo que aminorar mi ritmo para que fuésemos compactados.
Aunque tenía ya automatizado, por decirlo de algún modo, vestirme como un legionario romano y pasar un par de días con túnica, cota de mallas y demás, hubo momentos durante la marcha en los cuales realmente fui consciente de qué estaba haciendo yo en ese momento y fui consciente de que eso mismo lo hacían a diario los soldados tanto para entrenarse como para desplazarse en campaña; no era un evento de recreación como los anteriores, era marchar como lo hacían aquellos soldados y además por un camino histórico por el cual, con toda probabilidad, también habrían marchado ellos.
Por otro lado, creo también que el incidente con la tienda ayuda a comprender el hecho de que las inclemencias del tiempo les afectarían tanto o más que a nosotros, porque tras haberse caído y volado la tienda, ponte a recoger la tienda y los cacharros mojados, equípate y empieza a andar hacia el nuevo destino, que puede ser seguramente el frente de guerra.
Era uno de los motivos por el cual me apunté a esta asociación, el poder hacer una aproximación lo más real posible a la vida de un soldado romano.
Me llevo una gran experiencia y un gran recuerdo de momentos y detalles que han hecho disfrutar a todo el grupo.

Y hasta aquí este resumen detallado de la marcha por el Camí del Peix.

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