19 mar 2021

De aventuras por Cataluña (VII)

¡Ya estamos otra vez aquí! Me ha costado un poco ponerme a escribir, pero ahí va:

Había dejado el asunto cuando estaba trabajando como repartidor para Seur, pero la cosa se torció casi a mediados de octubre porque me llamaron de la E.T.T. por la cual entré a trabajar y me comentaron que les habían dicho que no había superado el tiempo de prueba, así, sin más. No me dieron ninguna razón específica, aunque yo pensé en un par de cosas que podrían haber dado lugar a eso.
Al días siguiente puse en marcha la actualización del currículum en los portales de empleo en los que estoy registrado y empecé a mirar ofertas, inscribiéndome en las que mejor me parecían.
A los pocos días (martes) me llamaron de una oferta de teleoperador que eché para hacer una entrevista online para el día siguiente a las 11 y me dijeron que me iban a enviar un correo con el enlace y demás. El miércoles estaba ya preparado desde las 10:30, pero no hubo correo ni llamada ni nada durante todo el día y, el día siguiente (jueves), me volvieron a llamar de lo mismo para hacer entrevista el siguiente día (viernes) sin mencionar nada de la entrevista que tenía que haber hecho el día anterior ni de la primera llamada que me hicieron. Tuve como un déjà vu de esos. Bueno, las cosas raras de la vida...
Ese mismo día me llegó el correo y el viernes ese nos conectamos para la entrevista como unas 40 personas y más que una entrevista era cómo funcionaba la cosa, pero empezó a ir mal la presentación por problemas de audio y/o vídeo y el responsable de la entrevista nos dijo que escribiésemos a la dirección de la que recibimos la información para la entrevista para que nos enviaran el documento que estábamos viendo y posteriormente decirles si queríamos continuar el proceso y nos avisarían antes de las 5 de la tarde para asignarnos horario en la oficina para hacer la formación, envié el correo pero no hubo respuesta ni el viernes ni otro día...
No sé si le pasaría a más gente, pero la verdad es que tampoco me importó demasiado porque se estaba viendo venir que era teleoperador comercial y eso a mi no me mola.
 
El fin de semana siguiente fui a Chelva otra vez (sí, otra vez) con Hispania Romana para el rodaje de un reportaje para el programa Rutas Bizarras que, en teoría, estrenarían en enero de este año, pero supongo que habrá habido problemas con la cuestión de las restricciones y los últimos rodajes se habrán tenido que aplazar así como el estreno del programa. No hacía falta que fuésemos muchos, además de que había pocos a los que nos dejaban salir de nuestras respectivas comunidades autónomas. Antes de empezar a grabar nos hicieron la prueba serológica del Covid, todos dimos negativo en anticuerpos, entrevistaron a nuestro presidente y grabaron varios planos con nosotros en medio del acueducto, marchando sobre él y recorriendo alguno de los tramos interiores.
Me quedé en casa de un compañero de la asociación que vive en Chelva y me sorprendió para bien cómo se tomaron las medidas de prevención contra el coronavirus porque la gente, aunque estuviera en la terraza del bar sólo se bajaba la mascarilla para dar un buche a la bebida correspondiente y, dentro del bar, nadie se quitaba la mascarilla hasta que no le traían la comida, es más, te llamaban la atención si te bajabas la mascarilla cuando no correspondía. Esto se debería haber hecho en todos los sitios, pero no hay conciencia.
Por lo demás, seguía con la búsqueda de empleo, dando una vueltecilla de vez en cuando con el coche para no tenerlo parado en el parking hasta que me surgiera salir de Barcelona, leyendo un poco, trasteando por internet, quedando algún fin de semana con los amigos aunque sin poder salir por las restricciones de entonces y haciendo alguna cosa para completar mi equipo de romano que podéis y debéis leer en la entrada correspondiente de "brico-legio" (también podéis leer las anteriores pinchando en la etiqueta correspondiente).
En diciembre, para el puente de la Inmaculada, decidimos buscar alguna ruta o algún sitio para visitar fuera porque queríamos salir y entre semana el confinamiento era provincial y autonómico, y el día 8 caía en martes, así que hicimos una pequeña ruta por los alrededores del Embalse de la Baells, en la mitad norte de la provincia de Barcelona y cerca de Berga (sí, con "b", con "v" es otra cosa). Era una ruta más bien corta y fácil, aunque la alargamos un poco por un tramo con una subida casi entre los matorrales que se metían por el camino, además de que había unos paisajes muy bonitos. Pensábamos en tomar un café en Berga, pero apenas había sitios abiertos y con apenas sitio libre para 3 y 2 porque éramos 5 y una de las restricciones era (y sigue siendo a día de hoy que 4 personas por mesa, aunque muchos se lo saltan...), así que decidimos volver a Barcelona. Hicimos el viaje Cristina, José Carlos, Jenya, Laura (compañera de piso de Cristina, que ya se ha unido al grupo) y servidor, y la verdad es que echamos un buen día.
También en ese mes sucedió algo que no sé si os esperabais: hemos vuelto a tener cambio de compañero de piso, en este caso, cambio de compañera. La chica de León se ha ido por cuestión de distancia hacia el trabajo y que no le cuadraba lo que pagaba con las prestaciones que le daba el piso y ha venido una muchacha de Perú, siendo la décima nacionalidad que pasa por el piso y el decimocuarto cambio que hay en los casi 3 años y medio que llevo aquí arriba.
 
Estando cerca de las Navidades y sin encontrar trabajo aún, me surgió la duda de bajar o no a Riotinto y pasarlas con la familia, con el extra de no tendría problema para ir porque estoy empadronado en Riotinto pero no sabía si me valdría el contrato del piso o el papel del registro del paro en el SOC (Servei d'Ocupació de Catalunya) como "justificante" para la vuelta porque pensaba ir en coche para traerme algunas cosas más de los romanos que aún tenía allí, como el escudo, y aunque pregunté a un mosso d'esquadra de la comisaría que tengo cerca del piso, la duda seguía en el aire porque me dijo que dependía del agente que me parase.
Aparte de esto, había cribados masivos con pruebas del Covid y fui ya que, si iba a ir a Riotinto, quería asegurarme de estar bien, fui el 17 y di negativo, así que bien, y volviendo al piso me llamaron de Burger King para una entrevista para el puesto de repartidor. Hice la entrevista el sábado siguiente y me dijeron que el lunes o el martes contactarían conmigo para darme el sí o el no.
Como no me habían llamado esos días, tras haberlo pensado mucho y con el asunto del regreso arreglado gracias a una persona, me decidí a bajar a Riotinto el mismo día 24 porque entre ese día y el 6 de enero (ambos inclusive) daban una tregua en las restricciones de movilidad, pero la vida es muy así y el 23 por la tarde me llamaron de Burger King preguntándome que si seguía interesado, les dije que sí y me dijeron que el lunes o el martes de la semana siguiente como pronto me llamarían para empezar a trabajar, ya que el 24 las oficinas trabajaban hasta mediodía y el viernes 25 obviamente estaban cerradas por ser festivo.
DRAMA. ¿Bajar para quizás 4 días, 2 días de coche incluidos? ¿No bajar? Vaya tensión más grande la de aquel momento entre tomar la decisión medianamente rápido, el consejo de mi madre, el de una amiga y mi cabeza pensando en que, en verdad, ambas tenían razón y que encerrarme en banda no había servido en otras ocasiones cuando había tenido que rayarme de una forma similar.
Decidí arriesgar y viajar a Riotinto, con las consiguientes prisas por ir a comprar comida para el viaje porque el supermercado cerraba pronto, terminar de hacer la maleta y cenar para acostarme lo más pronto posible porque me esperaban un montón de horas de coche. Y como extra para la tensión del momento, formateé el disco duro portátil en vez del pen drive en el que iba a meter música para el viaje, pero mi amigo Fran y mi hermano Abraham me dijeron programas para recuperar los datos y al cabo de una semana o por ahí, pude recuperar todo, siendo un gran alivio porque podía haber perdido un montón de cosas, varias de buena importancia.
 
El día 24 salí a eso de las 8:40, aunque pretendía salir antes para llegar a una hora medianamente decente para la cena. Tras un total aproximado de 12 horas y media (varias paradas de una media de 20 minutos incluidas), llegué a Riotinto bastante cansado y con unas buenas agujetas en la zona de las paletillas de la posición para conducir, descargué el coche, me di una ducha rápida y allí estábamos casi toda la familia (faltó Abel, que está en Inglaterra y no pudo venir) entre comida y conversaciones sobre temas varios. Después de cenar, Emmanuel y Pablo sacaron las guitarras y estuvimos cantando villancicos y no villancicos con unos digestivos de por medio hasta prácticamente las 5 de la mañana. Mereció la pena pese al cansancio.
El 25 hubo comida en casa con unos amigos de la familia (dos burbujas de convivencia, de esos que nombraban allegados en todo el jaleo este), después estuvimos con juegos de mesa, como es costumbre ese día, y a eso de las 7 o 7 y poco quedé con los amigos para tomar algo, que a alguno no lo veía desde hacía un año o cosa así..
Los días posteriores fueron visitar a la familia, quedar con amigos y relajarme en casa haciendo nada hasta que el día 30 iba a renovar la demanda de empleo y no pude, me ponía que estaba dado de baja por colocación sin oferta previa desde el día anterior, es decir, estaba contratado en Burger King pero no había recibido llamada y a eso de las 13:30 me llamaron para decirme que vieron estaba contratado, pero que aún no les habían dicho nada desde las oficinas de Madrid y que si podía ir el día siguiente para empezar la formación en el local.
Desde ese momento todo fueron carreras para hacer la maleta, recoger una bici estática para llevársela a una amiga (el padre me la dio porque ella no estaba por asuntos que no vienen al caso) y buscar un sitio más o menos a mitad de camino para hacer noche. Salí a eso de las 17:30, paré sobre las 10 de la noche en Manzanares (Ciudad Real) y sobre las 5:50 de la mañana reanudé el viaje con -1º de temperatura y tramos en los que el termómetro marcaba -5º, llegando sobre las 12:30 a la ciudad, descargando algunas cosas y duchándome rápido para ir al local de Burger King a hacer la formación.
Por otra parte, aunque hice solo la cena de fin de año porque en mi piso solo estábamos 3, pero una ya tenía planes y otro como si no estuviera, vi las campanadas con la familia en una triple conexión Riotinto-Cataluña-Milton Keynes y nos comimos las uvas todos juntos en la distancia.
 
Empecé el trabajo de verdad de reparto el mismo día 1 de enero. La verdad es que la cosa va bien, al principio más perdido y ya, después de 2 meses, más encontrado y mejorando cada día. El ambiente de trabajo es bueno y la tarea en sí misma no es difícil, pero si que es un poco estresante cuando hay 4 pedidos esperando para ser mandados a cocina, 6 en preparación y otros 4 o 5 en reparto y tienes que ir lo más rápido posible para que no pase de la media hora en la cual se deben completar los pedidos, aunque hay veces que paran el sistema para que no entren más pedidos si ven que estamos ya muy saturados porque no hay manera física de que cocina y repartidores hagan bien su trabajo sin que los pedidos esperen más de la cuenta.
Ya me conozco bastante bien la zona de reparto, aunque algunas calles se me escapan, y lo malo es cuando sábados y domingos cortan el tráfico de varias calles por lo de la mierda esa de Obrim els carrers, campaña que tiene como excusa de que la gente tenga más espacio para ir por la calle por el tema del coronavirus e intentar reducir la contaminación . Alguno de los que se ponen junto a las vallas para controlar que no entren coches dejan pasar porque entienden que estamos trabajando y nos piden que vayamos muy lentos, pero otros dicen que no y que demos la vuelta por donde sea, pero que por allí no se pasa, y un día tuve una pequeña discusión con uno de ellos, que se puso más farruco de la cuenta. Pero aparte de eso, lo demás ha ido bien hiciese sol, lluvia o más frío que cogiendo pingüinos, que en la moto es más frío todavía, y días en los que llevaba pedidos de 1 en 1 y otros de 3 en 3 porque no paraban de salir y sólo estábamos 2 repartidores.
Ya llevo casi 3 meses, en breve cumple mi contrato y me han renovado otros 3 meses más.

Cuestiones laborales aparte, he seguido quedando con mis amigos cuando he podido porque, como es lógico, el trabajo es sobre todo en fin de semana, pero he tenido algunas mañanas de sábado y/o domingo libres, uno de esos días libres entero o incluso ambos días libres. Algún día hemos almorzado en la ciudad, por aquello de la no movilidad, y luego nos hemos tomado una copa en casa de Cristina (siempre el número máximo permitido de personas) y también hemos ido un par de veces a una zona límite de comarca a almorzar para no estar siempre por la ciudad. Además, el domingo pasado José Carlos nos hizo una fideuá, que salió muy buena pese a contratiempos varios, y Cristina hizo una tortilla de gurumelos, que al final quedó en revuelto, pero igualmente estaba muy bueno, con el extra de que hacía como 2 años que no comía gurumelos porque son típicos de Huelva.
Por otra parte, por mi cumpleaños fuimos a almorzar a un restaurante José Carlos, Cristina, Laura, Irene (otra compañera de Cristina, también onubense), mi compañera de piso Luciana (la chica que llegó en diciembre) y yo, era un restaurante gallego que estaba muy bien a nivel calidad-cantidad-precio si bien los chocos que pedimos podían haber estado menos hechos, como los originales, pero sí que eran chocos de verdad y no rabas como suelen poner en muchos sitios. Luego estuvimos en casa de Cristina todos menos Luciana, soplé las velas (no me esperaba la tarta, la verdad) y estuvimos tomando unas copas mientras echábamos unas risas jugando a algo parecido al "tabú" hasta que vimos que era hora de ir a comprar algo para cenar y quedarnos allí José Carlos y yo para no irnos antes de las 10 con el famoso toque de queda. El día siguiente almorzamos en un bar cerca del piso y fuimos tirando cada uno para su lado porque, entre otras cosas, yo trabajaba por la noche.

En el piso la cosa sigue yendo normal, cada uno con sus horarios, saludos y comentarios en la cocina, que es donde más nos encontramos, aunque a final de enero el de Tarragona me preguntó con tono semi acusatorio si yo había echado perfume en su puerta porque a veces olía a perfume y me había visto correr hacia mi cuarto (así, tal cual, aunque entiendo que puede referirse también a ambientador), le dije que no tanto a lo primero como a lo segundo, que no le veía sentido, me insistió, le insistí y me dijo que procurase que no me pillara haciéndolo. No le quise dar más importancia porque puede que el olor se deba a cuando a veces tendemos en el salón, sobre todo yo, y se estaría emparanoiando con cosas que no son, pero hace un par de semanas me llamó mi casera para decirme que este le ha comentado ese asunto y que si tenía algún problema con él (que ni he tenido ni tengo ninguno porque es un hombre muy tranquilo), aunque noté que mi casera no estaba muy convencida cuando me preguntó por el tema porque en todo el tiempo que llevo en el piso no he dado ningún problema y siempre intento ayudar en lo que puedo. Y la semana pasada, estaba haciéndome la comida tras llegar del trabajo cuando viene a la cocina para calentar algo y me empieza a decir otra vez que por qué echo perfume en su puerta, que me ha visto correr y que deje de hacerlo, le respondo que no hago tal cosa y ha empieza a insistirme con palabras menos amistosas y empieza a liármela; estuvimos discutiendo sin llegar un buen rato, aunque sin llegar a insultos, pero seguía en sus trece y, encima, diciéndome que no mintiera porque eso no llevaba a ningún sitio, cuando yo no tengo necesidad ninguna de mentir ni necesidad ninguna de echar nada en la puerta de nadie... En fin, yo tenía decidido no darle vueltas al tema porque es para nada, sobre todo porque no he hecho nada, y días después me comentó mi casera que este se va a ir del piso a final de este mes, por lo cual, se acabó el asunto.
Por último, no puedo dejar pasar una bonita anécdota de cuando fui a renovar el DNI a finales de febrero, pero empieza un par de meses antes: cuando estuve en Riotinto vi que tenía fotos en uno de los cajones de mi escritorio y pensé en traérmelas por si las necesitaba. Me llegó un aviso del banco diciendo que en breve caducaba mi DNI (en abril para ser exactos) y decidí coger cita el día que tenía libre, aunque faltase como 2 meses. El día escogido me presento en la comisaría de turno y cuando entrego la foto, resulta que es la misma que ya tenía en el carnet y la que me atendió me dijo que no podía renovarlo con la misma foto (era bastante antipática la mujer), pese a que estoy igual que hace 5 años, y no tuve más remedio que ir al fotomatón más cercano a sacarme las fotos y volver. Luego todo iba bien, foto, firma, huellas dactilares... y a la hora de pagar los 12 € iba a hacerlo con monedas de 1€ y 50, 20, 10 y 5 céntimos ya que tenía muchísimas monedas por el tema de las propinas de mi trabajo, y la tía me suelta que "monedas de 20 céntimos y menos no porque no las quiere el banco" y que "los céntimos para el café",  y pagué bien porque llevaba algo más en billete, pero no me faltaron ganas de decirle un par de cosillas sobre lo que opinaba del banco, del café y de ella misma. Y cuando salía, la que había en recepción me dijo en así en plan buena gente "por fin está renovado, ¿no?" porque me había visto salir y entrar un par de veces y yo le respondí que sí, que pese a las trabas que me habían puesto, ya estaba renovado mi DNI. En verdad lo de la foto era algo muy yo (el que lo lea y me conozca ya sabe de qué va la cosa jaja) y lo del dinero no lo entendí, pero bueno, dentro de 5 años foto nueva y ya veré cómo lo pago.

Bueno, al final me ha salido un poco bastante largo, pero llevo desde octubre sin escribir y han pasado bastantes cosas reseñables.

¡Hasta la próxima, chavales!

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