17 mar 2020

De aventuras por Cataluña (V)

¡Hola a todos! Pues aquí estoy otra vez dándole a las teclas en los principios del periodo de cuarentena/estado de alarma/confinamiento/etc. que ha decretado el gobierno español para que disminuya la expansión del famoso COVID-19 (coronavirus para el vulgo).

Dejé la cuestión en que entre principio y mediados de noviembre estaba recién apuntado como demandante de empleo, había solicitado la reanudación del cobro de la prestación por desempleo y había echado un buen fin de semana con mi gente de Riotinto por aquí arriba por celebraciones de cumpleaños. Así que decidí revisar los billetes que había comprado en septiembre para pasar del 22 al 26 de diciembre en Riotinto (el restaurante donde trabajaba iba a cerrar esos días), ampliar el periodo hasta el 8 de enero y pasar todas las Navidades con la familia porque, como estaba cobrando el paro, no tenía en mente encontrar un trabajo que no cerrase esos días, no poder viajar a casa y perder vuelos y tal, además de aprovechar y tener un poco más de vida desde que llegué aquí arriba.

Hasta las Navidades mi vida ha sido básicamente leer, salir para hacer algo de actividad física, hacer un poco el vago en el piso, salir de vez en cuando con mis amigos, ir a la asamblea anual de socios de Hispania Romana e ir a Chelva (Valencia) a recorrer con otro compañero por la ruta propuesta para la marcha invernal de 2020 para ver si era posible hacerla, con qué elementos del equipo y otras cuestiones relativas. Ahí tenéis el vídeo:
En fin, era hacer cosas normales para no estar aburrido en el piso todo el día ni perder la forma física y/o coger kilos tontamente con el sistema desayunar-estar con el ordenador-comer-estar con el ordenador-cenar-estar con el ordenador-dormir. Además, hubo un amago de cambio de compañero porque parecía que la argentina se iba a ir a mediados o final de diciembre, pero al final se quedó.
Preparando las cosas para irme a Riotinto vi que solamente podía llevar como equipaje de mano sin facturar una pieza de 40x20x25 cm, medidas que permite Ryanair y son menores que las permitidas por el resto de compañías, y me volví un poco loco mirando dónde iba a meter el ordenador y varias cosas más para que la maleta me pesara los 20 kg correspondientes, ya que iba a pasar 2 semanas y media, y me tenía que llevar bastantes cosas. Tengo maletas y mochilas que con otra compañía sí me valdrían, pero tuve que tirar del siglo I a.C. y coger la sarcina que me hice para recreación histórica romana, es una especie de bolsa-maletín de cuero donde los legionarios llevaban ropa, comida y otros útiles durante las marchas.

El día de coger el vuelo fue otro caso. Llegué bien al aeropuerto y facturé mi maleta (17,5 kg según la máquina) sin problemas, pero a la hora de entrar a la sala de espera para el embarque surgió todo: me quito el abrigo, el cinturón, los zapatos, saco el ordenador envuelto en papel de burbuja del maletín junto con el cargador, paso por el detector y me hacen una prueba de trazos, todo bien, pero me dice la muchacha que está en la máquina que tengo que sacar todo lo demás que llevo de cables, que al final de la cola saque todo eso y pase de nuevo, en vez de hacerlo justo ante de la máquina en cuestión de segundos... me acordé de sus ancestros, su familia actual y sus descendientes sin más remedio y luego pasé sin otro problema que jugar al tetris para ordenar las cosas en el maletín, pero digo yo, si con las máquinas que tienen no ven bien los objetos, vaya mierda de máquinas. Después de eso solamente fue esperar a que llegara el avión, que vino un poco más tarde porque la ventolera de aquel día no dejaba aterrizar bien, y volar hasta Sevilla sin problemas donde mi padre me recogería al día siguiente porque mi hermano Abel venía también por Navidad.

Tras una buena estancia en mi pueblo con familia y amigos, cogí el avión de vuelta el 8 de enero sin tantas tonterías como me pasó en la ida, del maletín solamente saqué el ordenador, su cargador y el disco duro portátil y no hubo problema alguno, es más, ni tuve que quitarme los zapatos.
A partir de ahí, me puse con la búsqueda de trabajo que ya había empezado días antes de volver y a mediados de mes fui a hacer una entrevista a Cerdanyola del Vallès ya que un conocido me dijo que en un bar-restaurante necesitaban gente y, como conocía a la dueña, le habló de mi. Las condiciones eran buenas, con horario de 8 de la mañana a 5 de la tarde de lunes a sábado y cerrado el domingo más algunos días de Semana Santa y unas semanas en agosto, y acepté aunque el único "inconveniente" era que tardaba una hora en ir y otra en volver pero no me importaba demasiado. Empecé el día 20, el ambiente era bueno, muchos clientes habituales, me adapté fácilmente porque era también cuestión de recordar cómo quería cada uno su café o cosas así. A los 15 días, al terminar el turno de trabajo, mi jefa me dijo que lo sentía mucho pero tenía que dejar de contar conmigo porque, aunque necesitaba un camarero, la faena no era como esperaba y no podía permitirse tener otro empleado. En verdad en la entrevista me dijo que la cosa estaba regular y también me olía un poco la cuestión porque medio había oído hablar a mi jefa con su hermana, que también trabajaba allí, pero eso no quita la jodienda de volver al paro.

Cuando el 10 de febrero voy al SOC, el INEM catalán, para registrarme como demandante de empleo y solicitar la reanudación del cobro de la prestación (cuando empecé a trabajar llamé para dar de baja el cobro) me dicen que no he estado dado de alta en la Seguridad Social y que llame a mi jefa para comentarle el asunto y que me haga un contrato, pero que registran la solicitud y a falta de la entrega de la documentación. Total, que llamo a mi ex-jefa le comento que necesito que me haga el contrato de esos 15 días que estuve, me dice que vale y el día siguiente me llaman de la gestora que lleva esos temas para decirme que han hecho el contrato y el día 24 me pase a recoger los papeles. Cuando colgaron puse cara de "se suponía que tenía que haber hecho el contrato del 20/01 al 01/02" y me resigné a esperar a la semana del 24 para tramitar todo de nuevo y buscar trabajo porque, claro, estaba tenía un contrato aunque ni trabajase ni cobrara por ello. Un rollo por no decir una mierda.

A partir de ahí ha sido buscar trabajo y seguir el mismo plan que en noviembre-diciembre (ver en el párrafo 4), he ido a recrear haciendo la marcha invernal con Hispania Romana (una experiencia muy buena con muy buena compañía) y también he hecho alguna visita cultural que me faltaba. Y entre todo esto ha habido un nuevo cambio de compañero de piso, el italiano que llegó en junio se ha marchado a últimos de enero y ha llegado una muchacha de Polonia, siendo la octava nacionalidad en este piso desde que yo estoy.
Después ha llegado todo el jaleo este del coronavirus, su rápida expansión debido a la incompetencia e inacción del gobierno, la histeria colectiva de la gente arrasando los Mercadona (y otros supermercados seguro que también, pero este es el que más se ha difundido) y el confinamiento por el decreto del Estado de Alarma, y aquí ando sin poder salir hoy a tomarme una pinta de Guinness por San Patricio.

Aquí acaba de momento y ya seguiré contando cómo me va la vida.

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