29 sept 2016

Esquila 2016

Antes que nada, voy a describir lo más brevemente posible qué es la Esquila y su contexto dado que habrá lectores que no sepan lo que es.

La Esquila es un grupo de campanilleros que canta coplas a la Virgen del Rosario durante las noches de la Novena de la festividad de esta advocación de la Virgen María, pero no es un grupo de campanilleros como los que hay en otros pueblos andaluces que también anuncian el Rosario de la Aurora, su diferencia radica en que la melodía es lenta, con cierto toque melancólico y a la misma vez hermosa, puesto que a finales del siglo XIX fue adaptada como marcha fúnebre conservándose e interpretándose así hasta ahora.
Este grupo es sólo masculino, las voces han de sonar graves y roncas, interpretándose una melodía a dos voces con violines, bandurrias y laúdes, y la base de la misma con la guitarra al son de una pequeña campana llamada esquila, de ahí el nombre del grupo. Pero el "instrumento" que más importancia tiene después de la campana es el cuerno que se lleva lleno de aguardiente para que los miembros puedan aclarar sus gargantas a lo largo de la noche.
Cualquiera que lo desee puede entrar en este grupo para tocar un instrumento, cantar o ambas cosas, o también simplemente puede acompañar al grupo cantando o tocando un instrumento pero sin formar parte propiamente dicho.
Como he mencionado antes, este grupo va por las calles de Riotinto cantando coplas a la Virgen parando en las casas de los miembros de la Hermandad y en las casas de los esquileros; además hay algunos descansos, denominados "queda", que pueden ser en casa de los hermanos poniendo algo de comida y bebida (primando los dulces y el aguardiente) o bien simplemente descansos para reposar la voz y continuar después el recorrido.
La festividad de la Virgen del Rosario es sumamente importante en Minas de Riotinto y, junto con la Esquila, la única o casi única tradición que queda en este pueblo. La festividad es el 7 de octubre, pero la Novena empieza el último fin de semana de septiembre y acaba el primero de octubre con la procesión de la imagen titular de la hermandad del Rosario de la Aurora.

Ahora sí, vamos a lo importante, este año.

Este año, a diferencia varios de los anteriores, un hermano se ofreció para ser Mayordomo o Hermano Mayor de la Virgen del Rosario, poniéndose a disposición de la Hermandad desde el año pasado hasta el presente y abriendo su casa en el comienzo y el final de la festividad que nos ocupa.
Un hecho que ha marcado también este año, y creo que nos ha marcado a todos los esquileros, ha sido la ausencia de nuestro hermano Martín debido a su fallecimiento la semana antes del comienzo de la Novena, él ha vivido más de 70 Esquilas con un gran fervor por la Virgen del Rosario y por Cristo tocando la bandurria y cantando una tercera voz que sólo él sabía interpretar de forma singular, y ahora forma parte de los esquileros que cantan junto a Ella. El día de la presentación se guardó un minuto de silencio y se tocó el primer misterio en blanco por su memoria, esto es, no se cantó ninguna copla, al igual que cuando paramos en la casa de algún hermano que ha fallecido en el presente año; y yo quiero honrar la memoria de este hombre haciendo mías las hermosas palabras que otro esquilero, Israel AgHe, escribió en su facebook:
«Hay palabras más bellas que el silencio. 
Hay frases que rompen las noches de otoño, versos perfumados de manguara que saben a promesa y a fe. 
Hay voces profundas, acompasadas, desgarradas de madrugadas, rotas de trasnoches, voces del corazón, honestas y claras, gargantas que encuentran reposo en las palabras del poeta a La Madre. 
Hay una sencilla campana que arrastra el tiempo mientras lloran los violines y las guitarras marcan el paso. Hay también bandurrias, y hay un instrumento olvidado y primordial, el propio pueblo que, entregado a la melodía, afina calles y casas para hacerle ecos y resonancias.
Hay un laúd callado en un rincón. 
Hay viento, lluvia o estrellas, hay relente y a veces frío, hay risas o melancolía, hay esperanza y fe, devoción, sacrificio, hay temores de niños desvelados, está la emoción del que vuelve y el sentimiento del que siempre está, hay esas ganas de llegar a la mañana y están esos deseos de no tener que llegar nunca. 
Y allá arriba hay ángeles que llevan faroles junto a un pastorcillo que en realidad es mayoral esperando ilusionados porque ya llega, y dicen que les va a enseñar la tercera voz. 
Pero aquí... Aquí, queda, compañero. 
Queda.»
Cada noche de la Novena se recorre una parte del pueblo, empezándose por la zona de alrededor donde reside el Hermano Mayor y acabándose allí la última noche para ir a la iglesia para la procesión.
Cada noche tiene sus anécdotas, su peculiaridad, esos "quedas" que uno dice «sin ese queda las noches de Esquila no son lo mismo», pero algo que es común a todas las noches es el lío y la mezcla de las voces que provoca el que porta la campana, la reorganización de las voces según el número de gente, las vueltas innecesarias que nos hace dar el que lleva los papeles con el recorrido, el cambio de la letra de una copla por otra que es parecida o incluso quedaría bien... Los momentos mágicos propios de estas noches.

La primera noche fue la de los reencuentros en la casa de la Hermandad con gente que sólo ves de Esquila en Esquila, los saludos con aquellos que ves algo más durante el año, los «¡Qué pasa, tío!» seguido de un abrazo, los «¿Qué es de tu vida?», los «me voy a echar la primera copita de la Esquila», los «Un añito más aquí»... no hubo nada reseñable más allá de esos momentos que he mencionado en las líneas anteriores, la noche transcurrió por la zona baja de El Valle con tranquilidad entre cantos a la Virgen y "quedas".

La segunda noche, en Bellavista, ha sido diferente porque no pudimos beber el caldo que hace Manoli Capado, ya que estaba fuera de Riotinto, pero si que disfrutamos los piporros o porrones de aguardiente que Rafael Cortés pone en su casa y ya es tradición hacerse una foto bebiendo de ellos, y cumpliendo también otra tradición de la Esquila se procedió a bautizar a 2 de los nuevos componentes dejando caer sobre sus cabezas un poco de aguardiente del cuerno.

La tercera noche, en el Alto de la Mesa, fue tranquila con un par de "quedas" y ya se notaba que empezaba la semana porque había menos gente al principio y aún menos gente a mitad de la noche. Se dice, y puedo corroborarlo, que es cuando mejor suena la Esquila, cuando hay menos gente, menos ruido en el ambiente, pero también cuando andamos escasos instrumentos, violines principalmente, y lo gracioso de la noche fue que en mitad de una copla, no se sabe por qué, todos nos callamos (unos para reposar la voz por un instante, otros para darle el último buche a la copa de aguardiente que llevaba...) y sólo sonaron los instrumentos, mirándonos todos con cara de «¿qué ha pasado?». Y ya cuando íbamos de recogida, bajábamos del Alto Yisux, Pako, Fernando y yo, aunque dejamos atrás a Yisux porque pidió la 4ª cuerda para cambiarla porque la suya estaba hecha polvo, pero nos cogió enseguida e intentaba poner la cuerda pero no era capaz, se le escapaba del puente o no le llegaba arriba, cosa rara para la 4ª y en un momento paramos y vimos que la cuerda era pequeña, que le faltaba casi un dedo para llegar a su clavija, siendo el descojone total y empezando a decir todo tipo de tonterías.

La cuarta noche fue diferente en cuanto a que siempre se había salido de La Peña, un bar de sociedad, y este año nos dijeron que no querían que saliéramos de allí, así que salimos de la Peña Madridista Corta Atalaya para hacer la parte alta de El Valle, cambiándose un par de cosas del recorrido habitual de esa noche y dando también alguna que otra vuelta innecesaria. Se notaba la disminución de personal que salía y lo largo que se hacían algunos tramos, como la subida de la calle San Roque, que era la calle con la que finalizaba el recorrido.

Y hasta aquí la mitad aproximada de la semana de Esquila, puesto que una semana da para mucho, no quiero poner un tocho más grande del que acabo de presentar y la semana que viene o la otra publico la segunda parte.

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