Hola, yonkis de mi blog! son las 2 y 25 de la mañana y viendo las fotos que
he hecho en Semana Santa se me ha ocurrido ponerme a escribir.
El Domingo de Ramos, a pesar de estar en Sevilla, no salí por la tarde al
centro a ver procesiones debido a que tenía que entrar a trabajar a las 20:30,
y sería muy apurado, y a que tampoco tenía mucha idea del horario de éstas;
aunque estuve viéndolas por la tele.
Lunes y martes estuve en Riotinto (mi pueblo), donde salió El Cautivo el
martes por la tarde-noche. Toqué en dicha procesión con la banda de música y,
aunque a algunos de los que tocaban se les hiciera pesada, a mi no (quizás sea
por el hecho de que me gusta todo este tema).
Aunque en Sevilla sólo salí miércoles, jueves y madrugada del jueves al
viernes (es decir, la Madrugá), me pareció impresionante cómo se vive la Semana
Santa en Sevilla, sus procesiones, su música, los pasos... en fin, todo lo que
la compone. Dicen que lo más bonito es la Madrugá, ya que las hermandades
quizás más conocidas (La Macarena, La Esperanza de Triana, El Gran Poder, Los
Gitanos...) salen en este momento; yo lo puedo confirmar, y es asombroso cómo
pasos que parecen tan grandes pueden caber por calles tan estrechas que forman
el centro de Sevilla.
Cuando salí el miércoles vi 3 hermandades (Carmen Doloroso, La Sed y San
Bernardo), el jueves vi otras 3 hermandades (Las Cigarreras, Los Negritos y La
Exaltación) y en la Madrugá vi 4 (La Esperanza de Triana, El Gran Poder, La
Macarena y Los Gitanos) que son para mí las más importantes de la Madrugá.
Cuando uno va a ver la Semana Santa, por ejemplo, a Sevilla, tiene que
armarse de paciencia a la hora de ver las procesiones porque suele ser largo el
tiempo de espera hasta ver la hermandad deseada, sobre todo durante la Madrugá
debido a que las hermandades que salen tiene mayor número de nazarenos; y
también ha de saber que ver las procesiones significa irte de un lado para otro
para apostarte en los mejores lugares. Para mí eso no ha sido problema, ya que
sabía de qué iba el tema y no me importa esperar ni tener que andar para buscar
buenos sitios. Una de las cosas que me ha impresionado en las procesiones que
he visto ha sido, como ya he mencionado, la habilidad para girar en las
estrechas calles del centro de Sevilla y llevar los pasos por éstas; también me
ha gustado mucho ver el Cristo de la Hermandad de los Gitanos en la llamada
"Cuesta del bacalao" y entrando en la calle Placentines, cómo mecían
el paso a los sones de las marchas Costalero, Saeta y Alma de Dios al pasar por
esta zona. Es también impresionante el silencio que se produce cuando pasa el
Gran Poder; y precioso cómo mecen los palios tanto de la Esperanza de Triana y
de la Esperanza Macarena.